MANUEL ÁLVAREZ BRAVO

Álvarez Bravo fue para mi el primer fotógrafo que quitó el velo de mis ojos, para poder ver así la fotografía de otra manera; el fotógrafo mexicano que más he admirado y seguiré admirando.

“El poeta de la lente”, una forma única de ver y mirar…
Manuel Álvarez Bravo-Mexico DF-1902-2002
“El arte siempre me interesó y viví con la ilusión, muy extendida en aquel entonces, de que la fotografia era el medio de expresión artistica más simple. Cuando recuerdo mis ensayos de aquella época en otros géneros artísticos, me doy cuenta de que finalmente, he encontrado mi camino. Manuel Alvarez Bravo”

Hoja Caida , 1940
“Y es que Manuel Álvarez Bravo fue cineasta antes que fotógrafo , un fotógrafo autodidacta cuyos trabajos destacan por la belleza y la sencillez de la fotografía en Blanco y Negro, a lo que hay que añadir que Manuel tuvo siempre el don de transportar al espectador al mundo de lo simbólico. “Dicen que mi fotografía es poética. Yo siento que en la expresión uno puede tener momentos de cierto acercamiento poético que no tienen otras circunstancias cotidianasautodidactacineasta antes que fotógrafo”.
Una manera de VER y de MIRAR únicas
La Hija de los Danzantes, 1933
Cuando empezó a fotografiar en los años veintes y treintas, su capacidad innata fue reconocida por auténticos Maestros de la lente como  Edward Weston, o Henri Cartier-Bresson. El respeto y admiración que proyectó queda patente en la siguiente respuesta de Cartier-Bresson cuando alguien notó semejanzas entre las imágenes  de Álvarez Bravo y la de Weston:  “No los compares, Manuel es el verdadero “Bresson le conoció y  admiró su obra, una relación recíproca que podemos observar en algunas de las instantáneas Álvarez Bravo.
Los Agachados 1934, una de sus fotografías emblemáticas
“Los Agachados”: cinco hombres de espaldas en un humilde comedor. Sus cabezas casi han desaparecido debido al efecto causado por la sombra de una cortina metálica. Los comensales descansan sobre bancos cuyas patas están atadas con una cadena.

Día de todos muertos-1933
El ojo único de Álvarez Bravo era tal que el fundador del surrealismoAndré Breton quedó fascinado de su obra y fue quien descubrió en su trabajo un surrealismo innato. Bretón lo llamópoeta de la lente”, apelativo con el después numerosos críticos se referían a su obra y dijo de él: “mediante recursos tales como la yuxtaposición, el aislamiento de detalles y el ordenamiento con rigor geométrico Manuel sabe expresar  la esencia de México, pero la mirada humanista que refleja su obra, las referencias estéticas, literarias y musicales que contiene, lo confieren también una dimensión universal”.
El Ensueño 1976
Andrés Bretón le encargó  en 1938 la  imagen de portada del catálogo de una exposición surrealista en París.  El fotógrafo participó  con su conocida imagen(“La buena fama durmiendo”).
La Buena Fama Durmiendo 1939
Álvarez Bravo Se convirtió casi de manera natural en un fotógrafo de imágenes anti estereotipadas, nadando a contracorriente de los clichés establecidos, utilizando la ironía visual para contradecir lo que aparentemente decía al principio, y para interesar  así e invitar A VER a quien le MIRA sus fotos con la intención de interpretarle.

Sed Pública, 1934
Esta imagen contiene todos los elementos necesarios para ser pintoresca: Pero, la luz en la imagen parece concentrarse en el pie que se encuentra en un primer plano, un pie demasiado particular, demasiado individual para poder representar a los campesinos mexicanos, y su otredad o forma de ser y de vida. La otredad aparece como  una condición constante en el arte de Álvarez Bravo, pues en su obra se percibe una  búsqueda permanente de propuestas, ideas y recursos nuevos.  Es el pie de este niño, no un pie de campesino típico mexicano,  consiguiendo  así una imagen única con sus  propias particularidades.
El Señor de Papantla, 1934
Se puede apreciar una táctica similar en Señor de Papantla (1934), en la cual un indígena está parado
frente a la cámara aunque no la mira, con la espalda contra la pared. Ocurre como con la imagen del niño: una vez que ha conseguido que nuestro pensamiento se incline hacia lo exótico, el fotógrafo  nos demuestra que va a contracorriente  con un arte que rechaza lo fácil. El indígena no se digna mirar a la cámara. (normalmente  se piensa que captar a la gente que mira a la cámara es la estrategia estética más efectiva para representarla de una manera más activa), pero para él no lo es. Aquí, Álvarez Bravo da otra vuelta a la tuerca al presentarnos a un indígena quién, al apartar la mirada, parece decir despectivamente, “Puede sacar todas las fotos que quiera, forastero“. ¿A quién le importa lo que usted haga?”.
Obrero en Huelga asesinado, 1934
Siempre se habla de lo político de Álvarez Bravo con relación a su fotografía más famosa, Obrero en huelga asesinado (1934. Su significado está determinado por el título adscrito a ella, el cual podría haber sido influido por el compromiso de Álvarez Bravo con la LEAR (Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios durante los años treinta.

La de las bellas artes 1933
La obra de Manuel Álvarez en su conjunto está impregnada de un realismo lírico, a pesar de la crudeza de algunas de sus imágenes. Nunca ocultó sus ideales políticos progresistas. Manuel Álvarez consigue llevar a los espectadores de sus imágenes un poco más allá de lo que miran a simple vista. En el fondo de sus obras desarrolla un áurea no identificable, un ambiente donde no termina de aparecer claro lo que es real de lo que parece fantástico, es eso a lo que el arte le llamanrealismo mágico.
Fruta Prohibida , años 70
Sus objetos  parecen  haber nacido  a través de una retórica visual llamativa. De ahí que algunas de sus fotos, tengan  una estética sumamente templada que evita la expresividad evidente, una técnica casi invisible diseñada para captar a la gente anónima en situaciones muy particulares.
La otra mamá 1940
Su ironía insistentemente ambigua, y su rescate de la gente común y su subsistencia cotidiana ha marcado Álvarez Bravo un camino de altas exigencias para los fotógrafos de América Latina y a nivel mundial. Manejaba de forma simultánea  lo familiar y lo inesperado, generando una ambigüedad que invita al espectador a ver con nuevos ojos las cosas cotidianas y a que construya sus propios significados. Sus imágenes en apariencia parecen simples, pero es solo en apariencia, porque suelen tener un sentido compositivo magnífico y una fina ironía, en definitiva, una manera de VER y de MIRAR únicas.
El Umbral, 1931
No sólo conocía el valor eterno de lo fotografiado, también tenía el instinto de oportunidad de todo buen reportero gráfico. La pasión por los valores populares y, sobre todo, la búsqueda de la pureza indígena llenan de vitalidad la obra de este fotógrafo.
Tentaciones en la casa de Antonio, 1970
La muchacha mirando pájaros, pareciera atisbar el infinito buscando algo. Se tapa del sol para ver mejor. Tras ella un portón colonial, que recuerda el peso cultural de lo español. La niña ignora lo que tiene detrás, tapa el brillo del sol con su brazo y mira los pájaros. viendo la vida urbana y de los pueblos con otros ojos, cargados de imaginación.
Muchacha mirando los Pájaros, 1931
Las fotos de Álvarez Bravo cuentan un secreto de tradiciones, ilusiones y fracasos, transportándonos a nuestra infancia. Torna sus fotos en poesía y llega a lo más profundo del corazón. Manuel Álvarez Bravo es un hipersensible, de mentalidad incisiva y profunda, abierta a toda experiencia y propicia a toda inquietud. la poesía discreta y profunda, la ironía desesperada y fina, emanan de las fotos de Manuel álvarez Bravo , la fuerza visual de su obra, su maestría utilizando el blanco y negro y los tonos de la luz difusa o bien los contrastes lumínicos, nos transportan en algunos casos a un mundo mágico, en otros onírico y en la mayoría de las veces a un ámbito poético.
Montaña Negra, Nube Blanca – (Octavio Paz dedicó un poema a esta foto)
CARA AL TIEMPO (poema de Octavio Paz)

Fotos,  tiempo suspendido de un hilo verbal:Montaña negra/nube blancaMuchacha viendo pájaros. Los títulos de Manuel no son cabos sueltos: son flechas verbales, señales encendidas.
El ojo piensa, el pensamiento ve, la mirada toca, las palabras arden: Dos pares de piernas, Escala de escalas, Un gorrión, ¡claro!, Casa de lava.
Instantánea  y lente mente: lente de revelaciones. Del ojo a la imagen, al lenguaje, ida y vuelta.
Manuel fotografía, nombra esa hendedura imperceptible entre la imagen y su nombre, la sensación y la percepción: el tiempo.
La flecha del ojo justo en el blanco del instante. Cuatro blancos, cuatro variaciones sobre un trapo blanco: lo idéntico y lo diferente, cuatro caras del mismo instante.
Las cuatro direcciones del espacio: el ojo es el centro. El punto de vista es el punto de convergencia. La cara de la realidad, la cara de todos los días, nunca es la misma cara.
Eclipse de sangre: la cara del obrero asesinado, planeta caído en el asfalto. Bajo las sábanas de su risa esconden la cara. Las lavanderas sobrentendidas, grandes nubes colgadas de las azoteas.
¡Quieto, un momento!: El retrato de lo eterno: en un cuarto oscuro  un racimo de chispas sobre un torrente negro el peine de plata electriza un pelo negro y lacio.
El tiempo no cesa de fluir,  el tiempo no cesa de inventar, no cesa el tiempo de borrar sus invenciones, no cesa el manar de las apariciones.
Las bocas del río dicen nubes, las bocas humanas dicen ríos. La realidad tiene siempre otra cara, la cara de todos los días, la que nunca vemos, la otra cara del tiempo.
Manuel: préstame tu caballito de palo para ir al otro lado de este lado. La realidad es más real en blanco y negro.
Tomado del libro Vuelto: Seix Barral, México, 1976.

Parábola óptica, 1931
Manuel  nos enseñó a todos a ver la fotografía de otra manera, encontró la belleza  en objetos tan comunes como un colchón o un plumero. La de Manuel Alvarez Bravo es una visión de ayer, hoy y siempre. El misterio de su mirada es poder individualizar lo que parece irrepetible, incluso folclórico, y convertirlo en un espacio simbólico. Así queda reflejado en la mayoría de sus imágenes. Veamos algunas más que complementan esta reseña sobre este gran “Maestro de los Ojos”,  como solía decir Sergey Eisenstein cuando se refería a él. La puerta queda abierta para que los interesados en el tema puedan profundar en la vida y obra de Álvarez Bravo.
ALGO MÁS DE SU GALERÍA

Castillo en El Barrio del Niño-1970
Plumero 1934
Sheets 1933
retrato de lo eterno, 1935
Estudio de Manos de Tamayo, Mexico 1931
la tierra misma 1930
Un poco alegre y graciosa, 1942
trabadores del fuego 1934
Premios
Ha recibido todos los premios y reconocimientos a los que un artista puede aspirar entre los que cabe destacar: la beca Guggenheim, el Sourasky Art Price por la Secretaría de Educación Pública, el título de Maestro de Fotografía por el International Center of Photography de Nueva York, el premio Hugo Erfurth Internacional Photography por parte del gobierno de Leverkusen (Alemania), Premio internacional de la fundación Hasselblad por Suecia en 1984, el Premio Peer por parte de Friends of Photography de San Francisco, el Premio Nacional de Arte (México)…Su obra ha sido exhibida en más de 40 exposiciones, tanto individuales como colectivas, y se encuentra en las colecciones de los más importantes museos, como el George Eastman House, el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA) y el Pasadena Art Museum.
Publicaciones
-Desde octubre del 2009 y con el apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA) la Asociación Manuel Álvarez Bravo desarrolla una investigación bibliográfica y hemerográfica dedicada a su obra publicada . Es la primera etapa de un libro previsto para octubre del 2012, a diez años del fallecimiento del Fotógrafo.
-Junto a Octavio Paz publica “Instante y Revelación”, que incluye 30 poemas de Octavio Paz y 60 fotos de Álvarez Bravo.
Su trayectoria en el cine
La década de los cuarenta, marcó el inicio de Álvarez Bravo en el mundo del cine con !Que Viva México! (Eisenstein, 1930). Asimismo, en 1944, fue realizador del largometraje Tehuantepec, y de los cortometrajes Los tigres de Coyoacán, La vida cotidiana de los perros, ¿Cuánta será la oscuridad? (con el escritor José Revueltas), y El obrero (con el también escritor Juan de la Cabada).

Elucubrar sobre qué habría sucedido si Sergei M. Eisenstein hubiese logrado terminar el rodaje y la edición de ¡Que viva México! puede parecer una empresa ociosa. Sin embargo, esta inquietud ha permanecido a lo largo de la historia del cine mexicano, especialmente porque aún hoy las secuencias  del cineasta soviético conservan el poder y la frescura de una de las grandes obras del cine mundial¡Que viva México! fue un proyecto que se vio nutrido de un gran número de fuentes artísticas netamente mexicanas. No es aventurado afirmar que en ¡Que viva México! se sintetizó lo mejor de la plástica mexicana del siglo veinte. Diversas investigaciones acerca de esta obra enfatizan la deuda explícita que Eisenstein tuvo con el pintor Diego Riverao el fotógrafo Manuel Álvarez Bravo, ya que es evidente la presencia de  varias de las imágenes de Álvarez en la película de Sergei Mikhailovitch Eisenstein. A pesar de la injusticia cometida en contra de su autor, la obra logró escapar de las ineptas manos de quienes se empeñaron en aniquilarla y consiguió llegar a representar uno de los proyectos fílmicos más trascendentes de la historia del cine Mexicano.
canasta de luz flor_garduno 1989

Fuente del texto e imágenes del sitio:

Y ellos a su vez:
Documentación  consultada
Libros:La Fotografía del siglo XXI” – Museo Ludwing de Colonia – TASCHEN
Sitios web: